Dirección: Ridley Scott
por Martín
Las licuadoras decidieron organizar una revolución socialista y dominar el mundo conocido. El cliché del hombre contra el hombre: esta vez las licuadoras son reploids y una versión más oscura de Han Solo es el único capaz de combatirlas. Harrison Ford es el típico detective retirado que no quiere salvar a nadie, y no quiere pero al final quiere. Y su compañera, Rachel, una muñeca inflable del siglo 21 (que para los 80 iba a tener autos voladores y esas cosas que siempre nos prometen los políticos).
Dato curioso: parece que los chinos tomaron USA. Otro dato curioso: la película no tiene nada que ver con androides ni ciencia ficción, se parece más a Odas Elementales de Neruda.
Para acompañar con tuercas y tornillos, no olvidar la revisión de aceite diaria.
Gad destaca: el parlamento final de Roy Batty, el superhombre con fecha de vencimiento.
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