La Grande Abbuffata (1973)

Tortellini alla panna con funghi


La gran comilona, o el suicidio gastronómico, por Gisel (Gad)


Se la conoce como La Grande Bouffe. También, como La Grande Abbuffata. Dirigida por Marco Ferreri, esta película de 1973 fue considerada en su tiempo lo suficientemente escandalosa como para algunos abandonaran el cine indignados. Y también fue censurada, por supuesto. Tiene situaciones "cómicas" donde predomina lo escatológico, es cierto; hay, también, hechos absurdos, y pareciera predominar lo grotesco, pero todo eso no podría hacerla "vulgar". En realidad, más que mostrar, la película insinúa, juega con el espectador. Eso, la naturalidad con que surgen las situaciones y las actuaciones, así como la música y la ambientación en sí, la hacen una de esas películas que es mejor ver. Y como cosa extra que a mí me parece positiva, podría mencionar la ausencia de juicios morales que alteren la caracterización de los personajes. Más allá de lo satírico de la película, la interpretación final depende enteramente del espectador.
Básicamente, se trata de cuatro amigos que se juntan para comer hasta morir, porque como dice Michel (Piccoli), todo lo demás es un epifenómeno. Se instalan en la casa que Phillipe (Noiret) heredara de sus padres después de separarse cada uno de sus conocidos (la escena del principio del juez con su "niñera" está particularmente buena), se aprovisionan de comida, cocinan y comen. Luego contratan putas, e invitan a la maestra que será la única en permanecer hasta el final, con la misma insaciable tristeza. Y comen, siguen comiendo a pesar de que el cuerpo no resista, porque como dice Ugo (Tognazzi), "se tu non mangi, tu non puoi morire"*, y ese es el objetivo. Es como si el hedonismo consumista fuera el que, de una manera u otra, los mata a los cuatro, quienes a su vez hicieron del consumo su forma de vida, quizás para enfrentar el sin sentido de sus existencias, quizás como un retrato extremo de la sociedad que los rodeaba, superficial y de ritmo febril. Y de esa larga velada sin fin, el espectador que asiste impasible a la celebración mortuoria se queda con los chistes de sobremesa, con alguna que otra frase llamativa y con el malestar subsiguiente a la comilona, que es como un gusto agrio en la boca. La vida es el relleno, y la carne fría cuelga en el jardín.
En fin, vale la pena mirarla, y si no les gusta... qué se le va a hacer. Dejo la única versión de la canción que conseguí.



*Si no comes, no puedes morir.

The straight story (1999)

 por Gisel

The straight story, una historia sencilla y directa sobre la familia y otras yerbas semejantes. Básicamente, se trata del viaje de Alvin Straight desde Iowa hasta Minnesota tras enterarse del infarto de su hermano. Casi ciego e inhabilitado para conducir, deja a su hija Rose en casa y parte en una podadora. Se cruza con sujetos peculiares y no tanto, y a partir de ahí se desarrolla el argumento, a veces un poco lento, pero de acuerdo con la música, el tema y los paisajes.
Podría considerarse una película algo moralizante si se toma a Alvin, que alcanzó la vejez y posee toda esa sabiduría, como un ejemplo de conducta, o un "paradigma", pero creo que sería simplista reducirlo todo a eso. También se puede considerar como una crítica algo tangencial a la 2° Guerra Mundial y una mirada firme pero no inflexible sobre el alcohol (al final Alvin hace las paces con la bebida). Pero no es sólo eso, porque también tiene partes risueñas (como la del venado), y la situación en sí es graciosa.
Dos temas que sobresalen, o sobresalieron para mí: la importancia de la familia, y la vejez. Dos escenas: el encuentro con la chica embarazada, y la noche con los ciclistas. Respecto a la primera, tenemos un desenlace conciliador que hace sentir bien al viejo y al espectador: un atado de maderas, firme. Mensaje directo, pero como cosa mía, tengo una objeción: la madera se pudre, la familia se disuelve. Son finitas. El tiempo es inexorable y los hombres aún más.
La vejez y la pregunta del chico, "¿qué es lo peor de ser viejo?". El viejo contesta: "recordar cuando eras joven". ¿Por qué? ¿Porque la juventud es irrecuperable, o porque entonces se era más ignorante y aguerrido? Yo creo que ambas interpretaciones son válidas.
Un último tema, que en realidad explica el viaje de Alvin: hacer las paces. El viaje es una gran reconciliación con el mundo de parte de un tipo que al cabo de tantos años no se dio cuenta de nada que no supiera antes, pero sí decidió dar un paso, o mejor dicho, arrancar la podadora. La podadora que también es una metáfora. Un viaje catártico, un corte con los errores del pasado y una reconciliación con el mismo, un "final feliz", mirando las estrellas como al comienzo, una vuelta, la contemplación de un más allá de posibilidades infinitas.

PD: Es decir, un viaje redentor, como el purgatorio antes del paraíso estrellado.

Eraserhead (1977)

por Gisel 

Yo pensé que Henry, un tipo escindido y fragmentado, era o se veía en su "bebé". Vive alienado en una sociedad muerta, industrializada hasta el hartazgo. Encima, ni siquiera trabaja: está de "vacaciones", probablemente de paro, y se siente completamente vacío. Mantiene relaciones con una chica a la que de pronto no ve más, hasta que lo llama para enterarlo sobre su bebé, un prematuro. Abunda la sangre chorreante, los huecos, los retornos. In heaven. Para mí, Henry es el prematuro, Henry el que se siente arrancado del "heaven" y para hacer frente a eso borra (como "eraserhead") los hechos; los obvia, los pasa de largo. O bien, se borra a sí mismo, se anula para no dar más paso al miedo. La mujer es, a la vez, algo deseable y una amenaza. Deseable la comunión, el retorno al líquido lechoso (como ejemplo, la escena con la vecina, el hundirse en un charco blancuzco mientras el "bebé" llora), al espacio; amenaza es la voracidad, la fecundidad, el grito de los chicos-cargas potenciales. Henry arranca "fetos" de su esposa, y es usado por su vecina, por la proximidad lejana de una devora-hombres. Se refugia en el "teatrito" del calefactor, donde la chica de cachetes inmensos aplasta a los fetos y habla del paraíso. Habla del paraíso luego del acto sexual, cuando él se hunde en el líquido, cuando la mujer-ovario se hunde con él, pero más tarde. "You got your good things, and I/you got mine". Pero apenas se estira para alcanzarla lo abandona con su luz, y él pierde, literalmente, la cabeza. Su cuerpo (lo "real", lo consciente) es colonizado, dominado por el "bebé-reptil", por el prematuro, el expulsado tempranamente del útero, de la tranquila oscuridad espacial, del vacío. Henry es embargado por la preocupación del "hijo", dominado por ella, que se adueña de él en todo sentido y lo desplaza. Henry ya no es Henry, está des-centrado, expulsado por algo que no representa más que todos esos fetos que lo atormentaron anteriormente. Fetos que no tienen por qué implicar solamente miedo a ser padre, puede ser interpretado como una metáfora mucho más amplia: la reproducción de lo sofocante, de lo alienante y desnaturalizado en medio del paro, la imposibilidad de trabajar (el "bebé" no lo deja salir de la casa) y, asimismo, el trabajo continuo que representa esa carga. Henry es desplazado por el prematuro, y así, Henry es prematuro. Prematura cara, prematura preocupación, prematuro abandono del [luminoso] paraíso. Su cabeza es vendida al primer postor y se emplea para hacer goma de borrar. Su cabeza borra y pierde, se fragmenta, se dispersa. Y el empresario la compra gustoso, para transformarlo en eso. Para borrarla, anularla, enajenarla y sacar provecho de eso. Henry acepta.
Entonces despierta y ve el engaño, oye la risa. Lo abandonaron otra vez: la vecina no está, tampoco está en su casa; el "bebé" se burla de él. Es una risa rencorosa, del hijo al padre, de abandonado a abandonado. El "bebé", que había sido callado (sólo había exigido su permanencia; Henry se fue para hundirse en el charco), se venga. Quizás, Henry se venga de sí mismo a través de la figura del hijo. La cuestión es que entonces decide desvelar lo oculto y rompe las vendas. Quedan a la vista los órganos y los "apuñala" con la tijera. En parte, se libera, pero queda expuesto. Lo que lo atormenta crece y lo persigue: es un bebé-reptil, es un óvulo, es un planetoide como isla que se rompe. Su cabeza se rodea de goma de borrar, pero Henry deja de huir, avanza a las profundidades, entra al óvulo, al planetoide, y ve al hombre trabajando febrilmente el metal (es él mismo, tal vez). Lo rodea la luz, el paraíso, y la chica lo abraza. La chica también puede ser una faceta de él mismo que ahora sí puede asir, con la que ahora sí comulga. Fue todo como un viaje de descubrimiento, un descenso a las profundidades, al espacio, al principio. Y entonces sí, la luz paradisíaca vista en sueños, la que se le escapó tras rozarla con la mano. Pero todo eso podría no haber pasado, ni el aborto, ni la vecina, ni nada, podría ser todo una gran experiencia onírica elaborada a partir de lo que se muestra al comienzo de la película, una proyección de los miedos del que maquina todo. La película no tiene verdadero final. Henry pudo no haberse movido a ninguna parte.

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Lynch te da un lienzo manchado, un pedazo de corcho, un techo de madera donde buscar figuras y deja que vos lo armes, le des un sentido. Te presenta un misterio, pero no un rompecabezas o un laberinto. Eso es lo genial.


Otro trabajo de Eraserhead aquí.