Balada triste de trompeta (2010)

Balada triste de trompeta
Dirección: Álex de la Iglesia
por Gad


Busque críticas sobre la última de Álex de la Iglesia por internet:  abundan las muy muy negativas. En este blog partimos de considerar, como todo crítico de buen juicio, que los detractores tienen razón. Podemos decir muchas cosas sobre Balada triste de trompeta. Nostálgicos, que el Álex de la Iglesia de El día de la Bestia ya no vuelve más. Que no arranca ni una risa. Que es una  película tremendista, exagerada, esperpéntica y ridícula. Que el ritmo narrativo es sobresaltado, a veces demasiado rápido, poco creíble, 'inverosímil'. Que es pura cita, puro pastiche. Que la metáfora es evidente. Que es un fantoche.
Los detractores tienen razón. La gran analogía de la historia de España luego de la Guerra Civil y durante el régimen franquista es el circense trío entre una trapecista golpeada, un payaso tonto autoritario y violento, y otro apaleado y vengativo payaso triste, y termina en un final esperable. En el medio, idilios románticos propios de Underground de Kusturica, sueños a lo Brazil de Gilliam, clímax a lo Hitchcock, huidas, hombres salvajes, gore tarantinesco, raptos, acosos, autotortura, payasos asesinos, peleas, más golpes, Batman y King Kong se suceden en un torbellino fugaz en medio de una atmósfera bizarra de mucha mezcla. Los detractores tienen razón. Balada triste de trompeta es una de las películas más esperpénticas de los últimos tiempos, y hasta le gana en 'freak' a Acción Mutante. Se equivocan, sin embargo, en la apreciación. Todo lo presuntamente criticable de Balada triste de trompeta hace a sus virtudes. El sesgo poco cómico de la Balada, su carácter hiperbólico, y fantochesco, su sistema de citas y su ritmo narrativo apuntan  todos a la construcción de la metáfora, y lo logran con creces, generando un producto artístico consistente, aparte de bello. El relato es sólido, es abrupto, violento: lo grotesco de sus personajes y su desarrollo irregular es lo grotesco de aquello que pretende mostrar, lo trágico de ese país que, dice alguno, "no tiene remedio", que se quiebra estrangulado en medio de una pelea seria, ridícula, de tiranetes antagonistas cuasi absurdos, metodológicamente idénticos.
Gran película. Para mirar sin muchas expectativas un día de semana a la noche, con pan, sopa de municiones y Raphael, y sorprenderse gratamente.

1 comentarios:

Jindra Hertam dijo...

Aunque el final se ve venir de lejos, lo que interesa es el camino que nos lleva a ese final. Tiene momentos fantásticos, llegas a dudar si Carlos Areces (inmenso en su papel) se atreverá a dar el paso, si será capaz de hacer realidad su sueño y enfrentarse a Antonio de la Torre (también soberbio)... hasta que se automutila con la plancha. Entonces es cuando te das cuenta de que ya no hay vuelta atrás...
¿Que es bizarra? Sí, ¿acaso es malo?

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