El imaginario mundo del Doctor Parnassus
Director: Terry Gilliam
por Gad
Éxito raro entre literatos poco amargados, los críticos snob y la gente copada por igual, tras ver la última de Gilliam los comentarios de la audiencia fueron variados. Un entusiasta dijo acertadamente “¡es linda, con todas las letras!”, otro destacó la actuación de un Tom Waits diablesco, pulcro, viejo y poco ronco, alguien siguió preguntándose si Tony el dandy era Ledger, Deep, Law, Farrel (fue los cuatro) u Orlando Bloom, y no faltó quien se quejara de que Valentina (Lily Cole) insinuara mucho y mostrara poco (Bataille, chocho). A todo esto, la película no se hace la petulante y nos lleva sólo hasta más acá de la eterna aunque algo olvidada imaginación, pero con estilo: al igual que aquellos que en la película se animaban a imaginar, e inventar con ello un mundo propio, los espectadores tienen en The Imaginarium of Doctor Parnassus un papel activo en la creación del sentido de esta película en la que alegorías, insinuaciones, vastedad, multiplicidad, autorreflexión, juego y, para colmo, una estética cuidada y bella, quedan con sencillez y claridad a disposición de las lecturas de una audiencia que, si quiere simplemente permanecer en el nivel denotativo, no se enfrenta por eso a un bodoque fatuo, críptico e intragable. ¿No quedaste convencido? ¡Ey, esta película se enfrentó a la muerte del cowboy gay y sobrevivió al intento!
Para ver cualquier día de la semana, en wide screen, con dulces o sin acompañamiento.
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